domingo, 1 de marzo de 2009

Angulas y elecciones

Los Space Invaders han llegado a Bilbao. Justo hoy, bajo este cielo gris y electoral de domingo. Para mi han sido toda una revelación, al verlos he visto una clara opción de voto. No tenía niguna duda. Votaría a los marcianitos. Se me han aparecido junto a dos cañas de pescar, aparejo que yo creía tan extinguido en Bilbao como las anchoas del cantábrico o las angulas que hace años mi abuela comía a puñados. Emocianada y sonriente me he dirigido al colegio electoral donde un amable joven (de esos que responden todas tus dudas electorales) me ha explicado que no había ni lista, ni papeleta, ni rastro de los invasores. Me han empezado a entrar sudores frios. Debía elegir mi voto entre el ultraconservadurismo rancio de misa y camisa de cuadros, o la supuesta apuesta por el cambio, o el más de lo mismo, o lo de siempre, lo menos malo...Las opciones eran para volverse loca. Tras la cortina he pensado en mi abuela y sus angulas, en que ella antes ni siquiera podía votar, en que ahora tenemos este derecho y deber... y me han entrado ganas de echarme a llorar. Yo, que siempre he tenido la cabeza llena de pájaros y creía que alguien sería capaz de cambiar el mundo. He salido blanca del colegio electoral, alguien decía que parecía que había visto un ovni y yo sólo pensaba en que me encantaría ser abducida, cambiarme de planeta. Luego me he comido unos pinchos, me he echado unas risas y he empezado a recuperar el color. De vuelta a casa, pegada al cristal del bus he visto una luna pequeñita, creciendo y he pensado que tal vez empezaba algo nuevo. Por la radio comenzaban a dar los primeros resultados y he visto algo de optimismo en esa luna minúscula. Aunque vayamos de guatemala a guatepeor los cambios siempre vienen bien, y sobre todo cuando ya huele a podrido. A ver que pasa... Mi voto al cambio, al no estancarse. Siempre.

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