sábado, 22 de enero de 2011

¿Acaso tú,
mi querido aire de invierno,
no bostezas como el rey del ajedrez
que espera su decapitación
leyendo a los románticos?
F.F. Casanova

Una llamada nocturna, una maleta mal hecha y me presento en bilbao. Parece ser que ella, la más buena de todas, de repente se ha hecho vieja. Le cuesta respirar y ya ni siquiera lee. Está triste, y, lo peor de todo, no para de decir que tiene miedo. Yo también tengo miedo, le digo. Cuéntame una historia de las tuyas, y luego otra, y otra, y tal vez así, entre las dos, consigamos detener el tiempo. Cuéntame la del día de nochevieja en el comedor en la guerra, esa es la que más me gusta. O la de cómo os enamorastéis de ventana a ventana, o la de las castañas...Siempre me cuenta historias. Es sabia. Es mi amor. Es mi amor. Es mi amor.

Se rompe y yo no lo he notado. Por qué? El mundo ya no me avisa o estoy a otra cosa, mariposa? Hace poco hablé con alguien de la intuición, de la capacidad de presentir cosas futuras. Siempre he sido muy intuitiva, sobre todo para lo malo, pero además de una forma inconsciente, natural. Esta vez he fallado.


Le digo a mi padre que me enseñe cosas nuevas de bilbao y me lleva a ver una fábrica abandonada. Me encanta pero... esto no es nuevo le digo. Esto es bilbao, contesta.

El paso del tiempo.

Por mucho que lo intentes así nunca tocarás el cielo. Te tienes que dejar llevar, si no no hay manera...

Para mi bilbao es el puente de euskalduna. Es feo, pero es el único en el que no llueve cuando lo cruzas. Desde que lo inauguraron cuando yo tenía como 17 años hasta que me fui de bilbo lo cruzaba cada día unas cuantas veces. Muchas veces sola, a mi ritmo, pero también con amigos, con amores de la mano (o de la lengua), con ganas, sin ganas, con prisa, con risa....Con libros en el bolso, o apuntes, periódicos, mi cámara colgando. Lo atravesaba pensando, o leyendo, o llorando, creando, imaginando cosas nuevas. A veces era de noche, no había nadie y yo venía de un cine pequeño que había al otro lado, digería la película, la disfrutaba...Por él me iba a la universidad, me iba de fiesta, deambulaba...Es mi puente. Ahora siempre lo cruzo cuando estoy aquí. Y me siento en casa.

Otra cosa. Y acabo..

"cuando la distancia es tan pequeña sólo es posible entenderse con el cuerpo" me gusta, me lo quedo...

Acabé.

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