domingo, 12 de agosto de 2012

Cine y Hopper (Bklyn 4)

Descubro un cine llamado Nitehawks. Tiene sillas de cuero y pequeñas mesas de madera. Los camareros sirven bebidas en silencio. Parecen fantasmas que recorren la sala mientras todos vemos la película. Nighthawks es uno de mis cuadros favoritos de Hopper. Representa la noche, la soledad de un café entre calles vacías. Noche de domingo, o de lunes en la que la ciudad duerme su resaca. Un hombre solo, una pareja, probablemente una conversación, tal vez una ruptura, un reencuentro, algo de jazz. Podría ser Lynch. Si los cafés estuvieran abiertos por la noche serían exactamente esto. Refugio de almas noctámbulas. Testigos de palabras profundas, meditadas, lentas. Las noches desiertas detienen el tiempo, la ciudad. Activan los sentidos. 
Nada que ver pero encuentro una tienda de lápidas en la que además venden pan de olivas y de jamón hecho en horno de leña. 
Ahora es de noche, y hay media luna. Nighthawk.

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