miércoles, 7 de abril de 2010

Viaje

Desaparezco unos días en los que me dedico a vivir en cines abandonados. El sábado conozco un violinista ruso con bigote, le invito a un bloody mary, nos enroscamos en un colchón en la cabina de proyecciones del cine Bogart y dejamos que nuestras sombras entrelazadas se proyecten en la pantalla abandonada...



Play it again!, claro, las veces que quieras... estamos allí hasta el martes, hasta que sale la luna llena y me escapo por la alfombra roja. Empiezo a correr huyendo de algo que parece ser un recuerdo que me persigue, y me refugio en el Luna...

Aquí ya no hay sombras de amantes en la pantalla si no que van pasando por ella, con calma, miles de imágenes que mi memoria tiene guardadas. Lloro, y río, y canto, y bailo a la luna como con tantas películas a lo largo de mi vida. Esta peli es mía, tengo el poder, y por eso me marcho.

Esta vez no corro, si no que camino despacito bajo el sol que me acaricia, y me ciega, un poco, lo justo para ver la realidad a mi manera. Así, medio a ciegas, me topo (de topo que va por eternas y misteriosas galerias subterráneas) con el cine Rex, estamos ya a viernes y alguien me invita a un margarita. Resulta ser un tipo que, intentando olvidar al que fue el amor de su vida había viajado, durante cuarenta y cuatro noches y media por el desierto de Sonora hasta que quedó inconsciente y tuvo un viaje astral que le llevó directamente a mi vida. El margarita hace olvidar, me dijo, y nos acurrucamos. Esta vez entre los asientos granates...

Mi paseo acabó ayer, a lo grande, como debe ser, en el Real Cinema, y más sola que la una. Bueno, en realida me acompañaron dos gatos diminutos, uno negro y otro blanco...



Hoy ha habido otro encuentro, pero éste es privado, y además robado, así que no os lo cuento. Espero que me perdonéis...

He vuelto


A las andadas

cricricricricricricri

:)

No hay comentarios: